El ‘ungendering’ -rechazo sobre la categorización e identificación binaria de los géneros-del que hoy se hablatanto, se puede considerar un efecto que se visualiza fuertemente en una generación que está creciendo en el contexto de cuestionamientos muy profundos.
Como es sabido, los parámetros que guían y estructuran nuestra vida no son siempre los mismos. De la mano de determinados hitos históricos, avances tecnológicos, las formas de producción y consumo de cada época, dichos parámetros cambian y delinean las formas de tramitar la vida. Así se va conformando un cierto tipo de lectura de época a nivel social, una manera de comprender el mundo, un entendimiento que jamás podría considerarse estático ni eterno.
Sin embargo, en un pasado para nada lejano, estos modos de interpretar la realidad que guiaban la vida cotidiana resultaban más estables que en la actualidad. Las grandes instituciones otorgaban una identidad más definida y presentaban modelos claros a seguir, los “grandes relatos¨ que nos guionaban y estructuraban, aspirando a explicar totalmente la realidad.
A fines del siglo XIX se comienza a advertir la imposibilidad de abarcar todas las respuestas tanto económicas como morales e incluso ontológicas. Las crisis socio-políticas que atravesó la humanidad en ese período (Guerras Mundiales, los diversos tipos de totalitarismos), los avances tecnológicos, el avance científico por sobre la fe religiosa, que derivaron en progresos en materia de medicina (como la emergencia de los métodos anticonceptivos), fueron sedimentándose y posibilitando cuestionamientos a las instituciones tradicionales.
La estabilidad fue perdiendo terreno, con una constante invitación a la apertura que ofrece un mundo más plural, ampliando las maneras de auto percibirnos y las relaciones que entramamos.
La realidad ya no se presenta de maneraunívoca. Las respuestas totalizantes pierden su esplendor. La diversidad y la multiplicidad de opciones ofrecen libertad de elección en la mayoría de las categorías antes casi inmutables.
En el caso de los roles asignados a los sexos, los ordenamientos sociales se basaron en las diferencias biológicas, generando sociedades donde los rasgos femeninos o masculinos quedaron culturalmente definidos por mucho tiempo de manera rigurosa, considerando del lado de “lo masculino” a la actividad, la provisión, la dureza, el empuje, lo público, etc., atributos funcionales a las formas de producción de ese momento. Por el otro lado, a “lo femenino”, se le atribuyó la pasividad, al cuidado, lo doméstico y privado, la sensibilidad, la contención y receptividad.
El recorte sólo femenino o masculino en cuanto a formas de vivir, de sentir, de tramitar los roles y vínculos, las formas de vestir o de elegir, que se desprenden de ese recorte hoy no resultan suficientes.
El ‘ungendering’es justamente una consecuencia del cuestionamiento de estas categorizaciones extremas y una forma de hacer estallar los estereotipos y las clasificaciones binarias, indicando y admitiendo la ¨fluidez¨.Una fluidez permeable a distintos atributos antes rígidamente clasificados de un lado o del otro.
Como tendencia en el mercado, la oferta fue evolucionando ofreciendo distintos modelos de identificación. Invita a los hombres a no sentirse limitados a mostrar sus sentimientos y emociones, a manifestar su estética desde otro lugar, a cuidar ellos también su imagen y ponerse lindos sin pudor, a usar cremas o cosméticos, algo de maquillaje e incluso hay hombres que se pintan las uñas y eso no implica ningún encasillamiento. En nuestras investigaciones vemos parejas que se prestan la ropa, y se impone esta temporada el oversize para ellas.
Cada vez más la moda y el mercado en general van acompañando esta transición cultural. Existen varios ejemplos de retail para chicos donde se deja de clasificar por juguetes para nenas o nenes, Giro Didáctico por ejemplo. Otros donde ahora la ropa se ordena por color, colecciones o temporadas, sin distinciones de sexo en el sentido más clásico y “biológico”, o Mercado Librecon su campaña “Ropa sin género”.
Otras marcas en el mundo como Context, "cuidado de la piel unisex". El packaging consiste en tubos blancos y tapas negras. James Charles, una estrella de las redes sociales y artista del maquillaje, fue elegido como rostro de la empresa de cosméticos CoverGirl, o bien la modelo transgénero brasileña Valentina Sampaio, llegó a la tapa de Vogue Paris luego de formar parte de una campaña de L´Oreal y desfilar para los mejores diseñadores del mundo. También marcas más clásicas como Zara o Diesel lanzan colecciones enteras que eliminan toda referencia al género.
Es cada vez más común conocer historias de niños transgénero o de género neutro -ya sea famosos (como la hija de Brad Pitt y Angelina Jolie) o anónimos- cuyos padres transitan esta realidad durante la crianza. Durante la feria Comic Con celebrada en San Diego tiempo atrás, el actor Liev Schreiber recibió tanto criticas como felicitaciones por haber permitido que su hijo menor asistiera al evento vestido con un disfraz de mujer.
También puede verse esta tendencia en los productos de la industria cultural, la segunda temporada de la exitosa serie Billions, presentó por primera vez en la televisión un personaje de identidad de género no binario, es decir, que no se identifica con lo que se entiende tradicionalmente por rasgos de género femenino o masculino. El personaje -de gran éxito- disparó más de una controversia.
Sin duda, las enormes transformaciones sociales alrededor del género, afectan la manera de consumir y rechazan las tradicionales categorías de segmentación, sumando este desafío al mercado y demandando respuestas a las empresas y marcas.
Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity y Presidenta de SAIMO.
