Todavía estamos procesando el shock postraumático que nos dejó la pandemia, un tsunami que salpicó fuerte y diseminó altas dosis de vulnerabilidad.
Ya aprendimos que la revolución digital aceleró muchos procesos y a este cambio de paradigma ahora se le suman preocupaciones ligadas a la coyuntura y se agudizan los temores. ¿Qué habilidades hay que desarrollar para no quedarse afuera? ¿Cómo afrontar la escasez de talentos por un lado y el desempleo al mismo tiempo? La modalidad del trabajo está en constante transformación y requiere repensarla continuamente.
El escenario plantea complicaciones, demanda gestión de energía (y paciencia) y además, requiere poner el foco en la ansiedad. Son tiempos vertiginosos, donde la incertidumbre pica en punta y los niveles de presión en contextos laborales desdibujan las fronteras del bienestar emocional.
La sobre adaptación a los distintos formatos que aún oscilan entre el home office y el formato híbrido, más cerca del presencial, nos exige un reacomodamiento incesante. La vuelta a la oficina es un elemento clave para analizar el panorama actual, ya que trepa al 64% entre los trabajadores en relación de dependencia, según nuestro último sondeo realizado en julio de este año. Mientras que para los trabajadores en relación de dependencia prevalece el formato presencial, casi la mitad de los independientes trabaja de forma híbrida o exclusivamente virtual.
Con 9 de cada 10 argentinos preocupados por la situación actual del país el escenario de la salud mental está en jaque. Nuestro informe también indagó sobre la atención psicológica que reciben los trabajadores en distintas empresas, un beneficio destacado que trepa al primer lugar junto con los espacios de descanso, especialmente para los “híbridos” de entre 26 y 39 años. Mientras las mujeres presentan los mayores niveles de ansiedad, angustia y aislamiento, los/as más jóvenes protagonizan el desarrollo de ataques de pánico y los adultos mayores el inicio de tratamientos para dormir o mejorar el ánimo. Entre los resultados, observamos con preocupación que el 41% de los argentinos percibe síntomas de ansiedad, el 37% problemas para dormir y el 29% manifestó sentirse más agobiado a partir de la pandemia, como consecuencia de una circunstancia laboral.
No sólo para los colaboradores de las compañías fue traumática la reorganización personal y familiar para encarar la vuelta a la oficina con una mochila cargada de exigencias de todo tipo. Los líderes de las organizaciones también sufren aún los coletazos del desconcierto generalizado. Deben lidiar con aquellos que todavía no están listos para retomar las tareas, a quienes el síndrome del nido les dejó una “cicatriz”. Y al mismo tiempo, con quienes sufrieron el aislamiento y quieren retomar la presencialidad, pero con libertad y flexibilidad.
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El gran desafío es encontrarle un sentido a las decisiones. Explorar espacios, no solo físicos, para debatir acerca de otra pandemia: la del burnout.
El último estudio que desarrollamos junto a Heineken en el mes de julio revela que el 81% de los argentinos se autopercibe en situación de overworking, es decir, que admite la recarga laboral, el exceso de trabajo. Estamos frente a la presencia de un alerta roja: Con tres reuniones más por día que durante la pre pandemia, y cantidad de pendientes para resolver en casa los fines de semana (el 70% se lleva tareas al hogar), se diluyen las fronteras entre días hábiles y fines de semana, sobre todo en trabajadores híbridos que son los que más aumentaron su carga. En tanto, se redujeron las horas dedicadas al ocio: el 40% de los encuestados reconoció que acotaron sus salidas culturales, recreativas y deportivas por lo menos en 5 horas, con respecto a escenarios pre pandémicos.
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Así, la sensación de turbulencia que no cesa requiere iniciativas concretas para mitigar los efectos de la quemazón mental. Con 8 de cada 10 trabajadores que perciben no poder alcanzar el work-balance necesario para garantizar el bienestar personal dentro y fuera de la oficina, es imprescindible encontrar alternativas para bajar este indicador.
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En este sentido, el estudio puso en blanco sobre negro la necesidad de desconectar para conectar con los afectos, la familia, los hobbies y las actividades que nos hacen sentir bien.
Identificar la dificultad de cortar con las tareas por temor a no cumplir con las expectativas y la necesidad de esos cortes para colaborar con el bienestar, fue el punto de partida de una idea creativa que desarrolló Heineken. La campaña, The Closer, invita a usar un destapador con tecnología Bluetooth que desconecta los dispositivos al abrir una cerveza.
Favorecer la conexión entre amigos a partir de una herramienta creativa es una de las maneras de abordar el tema de la digitalización acelerada que nos somete a vivir pegados a los dispositivos. Ya sea para no quedarnos afuera de las conversaciones en redes o bien para ser considerados en distintas instancias laborales. Ahora no existen, como antes, los hitos que fijaban el fin del horario de trabajo y el comienzo del tiempo para dedicarle al ocio o a la familia. El tiempo se diluye y las fronteras se desvanecen.
Los líderes están tomando nota de la situación y, a prueba y error, buscan soluciones que promuevan el bienestar y contribuyan a atravesar este momento de tensión. Por un lado, muchos favorecen espacios de after- office que generan intercambios entre colaboradores que recién se ven las caras. Otros, buscan actividades recreativas, salidas a entornos naturales y hasta atención psicológica, entre los beneficios más recientes. De acuerdo a los resultados de la investigación, el burnout enciende las alarmas, ya que las situaciones más preocupantes se detectan entre los/as más jóvenes, los/as trabajadores/as híbridos y con puestos jerárquicos. El impacto negativo sobre la capacidad de disfrute y desconexión impone la necesidad de gestionar los tiempos, stockear energía para cortar con las tareas y renovar el aire.
Mariela Mociulsky
Fundadora & Ceo. Consultora de Investigación y tendencias. Insight250 Winner 2021/ 2022
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